Por Juan Vázquez – Business Analyst en Jeddins
El desarrollo no sostenible a nivel social del turismo en el destino, así como el alejamiento entre residentes y modelo turístico, provoca problemas de convivencia que desembocan en actitudes de rechazo.
Un término, el de la ‘turismofobia’, que amenaza con convertirse en palabra común a la hora de hablar en y de los destinos turísticos. Acuñado a partir de las manifestaciones de ciudadanos en rechazo a la llegada y estancia de turistas en los destinos, problema más que importante si se tiene en cuenta que el principal motor económico, y en algunos casos el único del municipio y/o destino.
Independientemente de las motivaciones, más o menos opacas que existan detrás de estas movilizaciones, y cuyo análisis y estudio está fuera del ámbito de este artículo, no cabe duda que la principal motivación de este movimiento es un problema de convivencia, entre visitantes y residentes, que no ha sido tenido en cuenta durante el desarrollo del segmento turístico en el destino, y sobre el que ya advertían los modelos turísticos propuestos por OMT.
El modelo de destino recogido bajo el nombre Destino Turístico Inteligente, recoge como uno de sus pilares fundamentales la sostenibilidad social, clave para un desarrollo turístico en armonía con la población residente, y que ha quedado enmascarado bajo el epígrafe sostenibilidad, y desplazado por el eje de sostenibilidad medioambiental.
Tomar medidas relacionadas con este eje constituye una parte de la solución al problema de convivencia entre residentes y turistas.
Sostenibilidad social, clave para el desarrollo turístico
1.- Acercar el turismo a los residentes: Los residentes forman parte del modelo de desarrollo turístico, y mucho más debido a las nuevas tendencias de turismo experiencial, donde el turista busca una inmersión cultural en la población residente para conocer sus usos y costumbres.
Actualmente existe una desconexión entre modelo turístico y residentes, quienes ven a los empresarios turísticos en su mayoría (generalizar nunca es conveniente), como empresarios que aprovechan los recursos comunes en beneficio propio.
Llevar a cabo acciones de concienciación, en las que se expongan de forma clara y fácilmente contrastables por parte de cualquier ciudadano, las ventajas que la actividad turística, como motor económico del municipio, tiene sobre el conjunto de la población, ayudará a comprender ciertas medidas.
Cuando nos referimos a las ventajas no estamos sólo aludiendo a la proyección externa del municipio (variable difícilmente entendible por la mayoría de los residentes), sino a ofrecer los resultados de un estudio en el que se expongan cuántos profesionales del municipio pueden desarrollar su actividad en el mismo (actividad no relacionada directamente con el turismo), sin tener que desplazarse a otro destino (por ejemplo, cuántos monitores deportivos, abogados, mecánicos, etc pueden desarrollar su actividad en el municipio gracias a la demanda de los turistas) y cuántas infraestructuras públicas (parques, instalaciones deportivas, etc.) han podido realizarse para uso común gracias a los ingresos por turismo (no nos referimos a la tasa turística, sino a la recaudación por impuestos de actividades económicas tanto de las empresas turísticas como de aquellas que se encargan de darles servicio -proveedores-).
2.- Favorecer la actividad socialmente responsable: No cabe duda de que es necesario legislar para evitar conflictos de intereses que perjudiquen al más débil frente al más fuerte, pero no se nos escapa que no es posible legislarlo absolutamente todo, además de que la ley siempre va muy por detrás del problema.
Al igual que se establecen políticas para la inserción laboral de colectivos desfavorecidos, en los que se incentiva a la empresas que favorezcan su incorporación al mercado laboral, las Administraciones pueden favorecer (y de hecho algunas las favorecen a tenor de su políticas de promoción, ayudas económicas, etc.), a las empresas que apliquen medidas de sostenibilidad social.
No pasa por alto que el empresario tiene como fin principal obtener un beneficio por su actividad, y que no todos los empresarios manifiestan la misma preocupación por la sostenibilidad general del destino, por tanto llevar a cabo políticas activas que favorezcan el desarrollo de actividades sostenibles socialmente en detrimento de aquellas que no lo hagan, favorecería una industria en armonía con los intereses de los residentes.
3.- Generar puntos de encuentro: Al hilo de lo expuesto en el punto 1, generar puntos de encuentro entre visitantes y residentes, donde ambos puedan disfrutar de las mismas actividades, permitirá no sólo satisfacer la inmersión cultural buscada por el turista, sino conocer a ‘la persona’ y no ‘al cliente’.
De este modo, tanto turistas como residentes dejan de ser estereotipos para convertirse en personas con nombres y apellidos, entre los que la relación de convivencia hace que ambas partes se conozcan más allá de la relación proveedor – consumidor, o dicho de otro modo, permite que el turista deje de ser un privilegiado que viene a beneficiarse de las infraestructuras creadas con el esfuerzo local, para ser una persona igual al residente, que comparte su interés por disfrutar de las bondades del destino, sintiendo que el verdadero privilegiado es el residente, que puede disfrutar del destino durante los 365 días del año, y no sólo durante unos días.
¿Estás de acuerdo con estas medidas? ¿Cuáles aplicarías tú? Nos encantará leer tu opinión en los comentarios.
ME SIRVIO MUCHO PARA ADAPTARLO AL
CONTEXTO DONDE RESIDO.