Por José Javier Avilés Vicente – Profesional del Turismo
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Foto: www.animartecadiz.com
Según el Travel & Tourism Competitiveness Report 2011 -procedente del World Economic Forum– España se sitúa en segundo puesto en cuanto a recursos culturales se refiere, aun habiendo disminuido a lo largo del intervalo de estudio (2009-2011), el número de elementos clasificados como patrimonio de la humanidad.
De esta información se desprenden dos datos importantes; que España tiene un gran potencial cultural y que no lo explota adecuadamente.
El patrimonio cultural es el conjunto de recursos culturales de un lugar, creados y conservados por sus gentes a lo largo de su historia pero, ¿cómo convertir dichos recursos en producto y a su vez en oferta cultural?
La clave está en el valor añadido y en la accesibilidad a la información, basada en un enfoque atractivo para el turista, ya que no es posible valorar el recurso cultural partiendo del desconocimiento del mismo.
Para apoyar la viabilidad de la iniciativa, me gustaría mencionar ciertos proyectos que se llevan a cabo en la actualidad y que se basan en las claves mencionadas anteriormente: Tu Historia.org, Las Legiones Romanas Regresan a Allon o Sangre y Amor en la Sierra entre otros.
Para obtener un producto turístico que se pueda comercializar y que ayude a la puesta en valor del recurso cultural es necesario crear contenido. Podemos conseguirlo mediante elementos de decoración y actores, que conviertan temporalmente el lugar en una historia que contar.
Las nuevas tecnologías pueden constituir otra opción para aquellos casos en los que el presupuesto sea limitado o en los que la estacionalidad sea muy marcada. Estoy hablando de recursos tecnológicos como los códigos QR, generando enlaces a la información relevante, o la realidad aumentada, mediante la cual podemos superponer vídeos, guiar la visita, marcar los tiempos de la misma o informar de acontecimientos importantes que tendrán lugar en un breve espacio de tiempo.
Gracias a este contenido hacemos que el turista disfrute realmente del producto, ya que le estamos proporcionando el conjunto de conocimientos que le permitirán desarrollar su juicio crítico, o lo que es lo mismo, cultura.
Todo esto convierte la simple visita al recurso en toda una aventura, en una experiencia que les hará remontar cientos de años y que les proporcionará una visión muy distinta del patrimonio cultural.
Tenemos lo difícil, hagamos lo fácil
Hasta el momento y, con carácter introductorio, he hablado de la función básica del producto, pero no debemos olvidar la función complementaria del mismo. Necesitamos una serie de servicios y bienes conexos que enriquezcan el producto principal. Por esta razón los empresarios locales, relacionados directa o indirectamente con el turismo, tienen un papel vital y deben ser parte del proyecto.
Pero, ¿cómo involucrar al empresario local y que beneficios va a obtener? Desde un punto de vista puramente empresarial, la intención es generar un flujo de turistas en torno al recurso, que se traduce en un aumento de los productos y servicios complementarios demandados, lo que conlleva un aumento de los ingresos generados. Por otra parte -y proporcional al grado de compromiso del empresario con el proyecto-, podemos hablar de un incremento en el atractivo del negocio, basándonos para ello en la tematización del mismo y en la cooperación en pro de una oferta turística integral.
Innovación en turismo significa sumar y diferenciarse. ¿Te unes?