Por Ana Moliz – Moliz Estudio
La rotulación es la técnica que plasma letras y números en un soporte con el objeto de comunicar un mensaje, ya sea la localización de un negocio o la trasmisión de una oferta. De forma general, existen dos tipos de rotulación: la manual y la digital.
En la actualidad, la digital es la más común, dado que resulta más rápida, económica y estandarizada. No obstante, la rotulación manual imprime el mensaje que comunica de un halo de artesanía, distinción y relevancia.
Normalmente, la rotulación debe tener en cuenta aspectos como el tipo de letra, el espaciado entre las mismas, la legibilidad, el color, la ornamentación, el soporte, etc., para dotar al rótulo de una u otra personalidad, en función de la identidad de la marca que lo sustenta, y, de este modo, marca una notable diferencia con el resto de marcas con las que convive.
Por ejemplo, un negocio tradicional que conserva un rótulo con varias décadas a sus espaldas, sería coherente que lo restaurase y, además, aplicase el mismo estilo gráfico al resto de elementos que lo rodeen. Se trata de una cuestión de coherencia con la línea del negocio que presenta y del que se pretende que siga manteniendo una personalidad distinguida del resto.
Rotulación en turismo
En el sector turístico, la rotulación es básica y fundamental: presenta el producto o servicio que, en su caso, puede ser un hotel o un restaurante, y, además, lo convierte en un objeto memorable, si en su diseño y producción se ha tenido en cuenta este objetivo, más allá del mero hecho de informar.
Pero también hemos de tener en cuenta el resto de rótulos que vemos en las calles de ciudades y poblaciones que son destinos turísticos, ya sean grandes urbes o pueblos de interior. Estos, aunque no se dirijan explícitamente al sector turístico, conforman un imaginario visual del ente completo al que pertenecen, cuidando la armonía y la estética como parte del patrimonio cultural y arquitectónico, creando así una identidad sólida y diferenciada del resto.
Existen rótulos que constituyen auténticas obras de arte. En el diseño de los mismos se emplean técnicas tan variadas que van desde el fileteado porteño, estilo creado en Argentina y que se sustenta en diseños cargados de color, efectos tridimensionales y mucha ornamentación, hasta el uso de la luz artificial a través de luces de neón o letras corpóreas iluminadas.
El tipo de rotulación que se escoja en un negocio o servicio turístico imprimirá el mismo del carácter que se le quiera aportar. Por ejemplo, un pequeño hotel boutique rural es probable que escoja un rótulo más artesanal y que recurra a materiales más orgánicos como la madera o el azulejo, que un restaurante minimalista en el centro de una gran ciudad, que será más usual que elija un rótulo de aluminio con un diseño menos recargado y más simplificado.
De por sí, el arte de la rotulación también atrae a cierto segmento del turismo que busca la fotografía de rótulos con una gran personalidad, ya sea por su solera, los materiales empleados, la tipografía empleada o la carga artística que se haya impreso en el mismo. Existen proyectos como Santatipo o Alioliesajonesa, que dedican su trabajo a poner en valor la rotulación de las ciudades de Santander y Málaga, respectivamente.
Es evidente que la creación e implementación de un rótulo original y llamativo, con una gran personalidad, genera un impacto y curiosidad en ciudadanos y turistas, lo que puede traducirse, por ejemplo, en fotografías que se difunden a través de redes sociales, y que generan un reclamo indirecto para otros turistas potenciales. Queda patente que un destino que cuida detalles como los rótulos de negocios o señaléticas en las calles, es un lugar que mima los detalles y pone en valor su territorio y sus productos y servicios.