Retos de la Actividad Turística II

Por José Miguel Balcera Barrero @JMBBRDT – Blog El rincón del Turista

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Cada vez son más los “predicadores” que nos hacen llegar sus argumentos sobre la importancia de viajar y conocer nuestro pequeño gran mundo para un gratificante enriquecimiento personal. Se puede afirmar que estamos asistiendo a un progresivo desarrollo de una cultura viajera que se asienta sobre las bases de lo nuevo, lo diferente, lo emocional y lo desconocido.

Visitas a destinos remotos, renovar energías en pequeños paraísos donde el descanso y el sueño son los perfectos anfitriones o el acceso a una oferta emocional que grabe en nuestro subconsciente más que un viaje una vivencia. Estos aspectos van ganando cada vez más ventaja sobre consumo ostentoso tan característico del inicio de la actividad turística.

En esta segunda parte sobre los retos de la actividad turística actual nos centramos en dos importantes aspectos, que de una manera directa afectan a la capacidad de las relaciones de intercambio entre la oferta y la demanda de un destino turístico.

NUEVAS TENDENCIAS

Hablar de turismo en la actualidad es hablar de tendencias, disparidades en patrones de conducta de la demanda y en la manera de alcanzar la consecución de la experiencia turística. Con el paso del tiempo el turismo se ha ido considerando como un derecho, de ahí a que cada vez más personas lo adopten como esa necesidad vital de autorrealización que Maslow nos describe en su pirámide de jerarquía de necesidades.

Nos encontramos ante nuevas motivaciones, nuevas opciones de uso y disfrute por la evolución de la oferta, como por ejemplo el auge de las aerolíneas low cost que posibilitan la conexión entre diferentes países a un precio asequible. Otro aspecto relevante es la imperante estrategia de liderazgo en costes desarrollada por esas empresas que luchan por hacerse un hueco en un sector que aporta infinitos valores a quienes buscan calidad a bajo precio.

Además, el ingenio y la creatividad entran en juego para continuar desarrollando el ciclo de vida de los destinos turísticos que no pueden permitirse quedarse atrás en esta vertiginosa evolución. Sin duda, destaca el auge de nuevos segmentos como los millennials, la generación Z, los mayores activos o el los ejecutivos internacionales.

Sin embargo, de nada sirve estar comprometido con las nuevas tendencias si no se está preparado ni concienciado en la adaptación al cambio, que marcan el ritmo del desarrollo dinámico de nuestra actividad turística a escala mundial. Además, un destino versátil es beneficiario serie de oportunidades y fortalezas en materia de promoción, comercialización y nivel de atracción del visitante, ansioso por ser sorprendido con algo nuevo, diferente y único a la vez.

Muchos enclaves territoriales son conscientes de la importancia de estar abiertos a nuevas opciones de diseño y reestructuración en su escaparate de oferta, todo enfocado a una nueva panorámica de uso y disfrute vanguardista, pero sin desaparecer la esencia autóctona característica.

Son importantes las acciones relacionadas con la difusión del patrimonio cultural inmaterial que generan relaciones entre diferentes culturas donde la sociología se convierte en una disciplina de importante valor. La principal acción perseguida es generar unos intercambios y sinergias de índole cultural que diseña sin duda la percepción y valoración del destino objeto de visita.

El resultado de estas nuevas experiencias vividas, desarrolladas tanto en enclaves clásicos como en los lugares más inexplorados, generan en la mente del consumidor una serie de impresiones que serán vitales a la hora de la socialización postviaje online y offline.

COMPETENCIA DESLEAL E INTRUSISMO

Dos de los aspectos más importantes a evitar para que el turismo se gestione bajo correctos estándares de profesionalidad y eficacia es la competencia desleal y el intrusismo, dos prácticas que pueden poner en riesgo la imagen turística local, nacional e internacional del destino.

El desarrollo de prácticas irresponsables conlleva una serie de efectos negativos para el entorno donde se desarrollan por no asentarse sobre los valores básicos y necesarios que el confieren una necesaria imagen de calidad. Estos conflictos internos pasan factura a la demanda, la cual divisa esa carencia de conocimientos a la hora de disfrutar de la oferta adquirida en su proceso de decisión de compra, al ser la realidad diferente al deseo vendido.

Todo ello conlleva a que el destino pueda ofrecer una visión que no se corresponda con su objetivo global y genere una imagen distorsionada en la mente del visitante; se ha informado al detalle antes de su visita y puede ver mermadas sus expectativas ante tales circunstancias acaecidas durante el uso y disfrute de su necesidad turística.

Evitar el auge de estas prácticas tiene que ser tarea de todos los profesionales integrantes del sector, para evitar posibles desviaciones en la consecución organizacional de objetivos y metas. Además, los esfuerzos comunes se tienen que encaminar a defender la dedicación de empresas y profesionales que se han formado debidamente para ofrecer al turista un producto con criterio, de calidad y libre de prácticas malintencionadas.

Para liderar hay que saber competir de manera limpia, ordenada y divisar en la competencia no un competidor en sí, sino un fiel maestro para reforzar la eterna y vital mejora continua empresarial, principal asignatura de la excelencia. Un método eficaz puede ser la economía colaborativa aunando intereses comunes para maximizar beneficios, fin último de toda organización que persigue ser parte de la experiencia del visitante y no un mero intermediario para su consecución.

¿Estás preparado para estos grandes retos?

 

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