Por José Miguel Balcera Barrero @JMBBRDT – Blog El rincón del Turista
Ver el perfil de José Miguel Balcera Barrero
La importancia del turismo como motor de desarrollo económico mundial es un hecho, de ahí a que la oferta turística se caracterice por un claro dinamismo para hacerse un hueco en un mercado que aporta un alto valor económico.
Sin embargo, para destacar por encima del cada vez más amplio y variado escaparate de posibilidades, hay que hacerse amigo de la EXCLUSIVIDAD. Por ello, a la hora de establecer los criterios de segmentación que dirijan la oferta turística creada, se deben tener en cuenta una serie de aspectos para asegurar un loable desarrollo:
- Captación de posibles segmentos de demanda inicialmente no incluidos en la Dirección del Marketing Turístico, pero que puedan tornarse en potenciales.
- Estudiar la evolución de los patrones conductuales de los segmentos sólidos, ya que el dinamismo es la brújula que orienta al desarrollo turístico.
- Estar preparados y abiertos al cambio.
- Considerar a las nuevas tendencias como exclusivas lecciones para complementar y redirigir a la organización hacia la ansiada excelencia.
Así pues, la exclusividad se vale de diferentes herramientas que complementan su desarrollo, siendo una total pérdida de tiempo considerarse la mejor empresa si no se tienen en cuenta las emociones del cliente como la piedra angular que sostendrá todo el proceso organizacional.
Además, no serviría de nada aplicar lo anterior sin una SÓLIDA PLANIFICACIÓN ESTRATÉGICA que asegure a la empresa turística alcanzar los objetivos planteados con esa exclusividad, ya que, como bien se sabe, el turismo del siglo XXI es un sector que se mueve a golpe de tendencia y lo que hoy está de moda, puede que mañana no lo esté.
Así pues, cada estrategia debe ser la herramienta a utilizar para llegar a los objetivos marcados por la empresa, objetivos claros, concisos y coherentes, siempre a través de una visión temporal a corto, medio y largo plazo que pueda ser modificada si se observa un cambio en la conducta del cliente.
Por ello, la necesidad de establecer firmes y útiles acciones para que esas estrategias tomen forma y se acerquen a la consecución de objetivos organizaciones debe ser una tarea continua por parte de la organización.
¿Cómo volcamos toda esa información en nuestro cliente? Sin duda, a través de un exquisito proceso de Dirección de Marketing Turístico, donde la IMAGEN DE MARCA supondrá el punto sobre el que el cliente se apoyará en gran medida para establecer su proceso de decisión de compra, ya sea individual u organizacional.
Al fin y al cabo, la marca es la imagen que tiene el visitante de la empresa a la cual contrata sus servicios, de ahí la necesidad de establecer un sólido uso de la inteligencia emocional a través de una sencilla fórmula:
Oferta material + emociones = Experiencias
Un cliente satisfecho hará que nuestra imagen de marca sea valorada y cree un impacto en la mente de “compradores indecisos”, fidelizando a los que ya disfrutaron de la oferta, por lo que una vez captado el cliente se le debe ofrecer un nivel de cumplimiento de su nivel de expectativas mayor al que esperaba recibir al seleccionarnos.
El Big Data resulta vital para un correcto desarrollo empresarial, aunque las emociones y las sugestiones que forman el turismo del siglo XXI, el turismo de las experiencias, únicamente se traspasan al cliente de la manera más eficaz cara a cara, de ahí de la importancia del boca a boca.
Y tú ¿Caminas hacia la excelencia?