Por Eva Mª Caravaca – Feel Quality
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Estudiar las motivaciones de las personas que tenemos en nuestra empresa es un pilar fundamental para comprender su funcionamiento. Para cualquier emprendedor es fundamental conocer las acciones y reacciones de su plantilla en el contexto organizacional y conocerse a sí mismo en cuanto a su capacidad de escucha, empatía y motivación. Comprender y conocer las razones y motivaciones de nosotros mismos y de nuestro equipo es una de las claves del éxito, pero, sin duda es una asignatura pendiente.
Pero, ¿realmente le damos importancia a lo que motiva a nuestros empleados? ¿Sabemos motivarlos e incentivarlos?
Definamos los términos en primer lugar:
- Motivar es impulsar a realizar una acción. Conocer los móviles de la motivación es tan simple pero tan complejo como conocer el comportamiento de nuestros trabajadores. Hay tantas razones que motivan como personas. Esto puede ser considerado como tarea imposible, pero es simple: preguntémosles cuáles son sus motivaciones y aspiraciones. No es tan complicado crear un clima de comunicación efectiva para recabar información; simplemente hay que tener predisposición por parte de la empresa (lo más importante para llevar a cabo cualquier acción) y diseñar estrategias efectivas.
- El incentivar es algo externo al individuo. Los incentivos los diseñamos nosotros externamente para atender las motivaciones internas de nuestros empleados. Los factores externos no necesariamente tienen que ser motivadores para nuestros trabajadores. Por ejemplo, que la motivación de una persona en nuestra empresa sea el progreso y siempre le incentivamos con gratificaciones verbales, pero nunca con un ascenso; estas gratificaciones son contraproducentes; nosotros creemos que es un incentivo apto, pero este empleado no estará motivado.
Entonces, ¿Qué hacemos?
Tenemos los recursos a nuestro alcance, sólo nos falta aprovecharlos al máximo.
Los emprendedores poseen gran cantidad de factores intrínsecos los cuales determinan su gran capacidad de automotivación, lo cual hace que realicen las cosas y disfruten con sus logros. Nuestro personal tiene también factores intrínsecos como el logro, el progreso, el reconocimiento, el status o el crecimiento en el trabajo; los líderes deben diseñar e implantar políticas y prácticas en sus empresas orientadas a fomentar la fuerza de esos motivadores.
Detectar esas motivaciones intrínsecas y manejar los incentivos externos de manera eficaz, atendiendo a las necesidades reales de nuestros trabajadores de una manera coherente, equitativa, humana y abierta, es el camino.
En resumen si quieres motivar, tienes que:
- Saber escuchar.
Comunícate con tus trabajadores. Aparte de la importancia que tiene la comunicación como un incentivo no monetario de fuerte poder motivacional interno, sirve para definir planes de acción para motivar a los empleados y crear unos incentivos externos eficaces para obtener una respuesta positiva.
Determinar concretamente las motivaciones internas y qué incentivos son los idóneos. No descartemos los incentivos monetarios, pueden ser motivadores en momentos concretos y para algunos. No nos olvidemos de motivar a los motivados, que no se pierda un recurso que tenemos potenciado por nuestro foco en los desmotivados.
- Ser equitativo.
Los incentivos han de ser cuidadosa, inteligente y justamente gestionados. Los incentivos deben ser motivadores para quienes los reciben pero deben ser simétricos al desempeño o valor que aporta en la organización. Debemos administrar de una manera equitativa que se ajuste a los valores y metas organizacionales.
- Ser creativo.
Hay variedad de incentivos, pero en la medida de lo posible hay que ser creativos e innovadores y salirnos un poco del típico cuadro de empleado del mes, del aguinaldo o del pisapapeles. Creatividad y atención a necesidades como la conciliación, la salud, el ocio, la participación y la flexibilidad son un tándem perfecto.
Y tú, ¿sabes motivar a tu equipo? ¿Cómo lo haces? Nos encantará que nos lo indiques en los comentarios.