Carlos Ortueta Garzón – Seven Consultores
Ver el perfil de Carlos Ortueta Garzón
Emprender o trabajar por cuenta ajena es uno de los primeros dilemas que se nos plantean en cualquiera de las fases de nuestra vida profesional, al comenzar o a lo largo de la misma.
Que la opción de emprender debe pasar por un mayor grado de aversión al riesgo o temor al fracaso que si tomamos el camino de trabajar por cuenta ajena no es algo que podamos afirmar con rotundidad.
No nos engañemos, el temor al fracaso no es algo exclusivo del emprendedor. Dicho temor va asociado a la seguridad en uno mismo, en nuestras capacidades, en cualquiera de los casos y se irá diluyendo a lo largo de la experiencia porque iremos conociendo y controlando más variables que lo harán menos probable, al mismo tiempo que iremos aprendiendo a levantarnos cada vez más rápido de cada caída. Cada vez será menor el miedo a ésta porque será menos probable y porque será menos complicado levantarse. Y hay que señalar que hablamos de experiencia y no de tiempo; la experiencia depende del tiempo, pero también de la intensidad con que lo hemos vivido. Esto ocurre en todos los aspectos de nuestra vida y, entre ellos, en el profesional.
La aversión al riesgo es algo implícito en la persona. No es cierto que el emprendedor busque el riesgo, simplemente analiza e intenta controlar el mayor número de variables posibles para minimizarlo, es decir, huye de la incertidumbre. También puede compartirlo asociándose, pero es adelantarnos a una decisión que no deberíamos tomar ahora.
Supongamos que estamos en una fase de nuestra vida profesional en la que el temor al fracaso está en mínimos, que el riesgo lo hemos minimizado analizando y controlando las variables del entorno y el sector donde nos planteamos emprender. ¿Es suficiente? No, entre otras cosas, hace falta actitud, el deseo de intentarlo.
Optar por emprender o trabajar por cuenta ajena no depende del riesgo que percibimos o del temor al fracaso. ¿Realmente el dejar el control de tu situación profesional en manos de otro minimiza el riesgo o reduce las probabilidades de fracaso? No nos engañemos, no es así, es posible que algunos de los factores que influyen en la situación de riesgo o la probabilidad de fracaso sean distintos en ambos casos pero sigue existiendo riesgo y probabilidad de fracaso trabajando por cuenta ajena. En la mayoría de las situaciones, lo que realmente influye en tomar una decisión u otra es la actitud, la inquietud, el querer intentarlo.
Supongamos que tenemos una idea y disponemos de esa actitud, queremos llevarla a cabo, no seamos temerarios, analicemos el entorno, el sector, nuestras fortalezas y debilidades, la forma de proceder, la estrategia, los clientes, las variables económicas, la financiación,… Elaboremos un Plan de Negocio que nos permita tener analizadas el mayor número posible de factores que nos pueden afectar y establezcamos una estrategia que nos permita minimizar el riesgo. Añadamos un plan de contingencia que nos permita levantarnos con contundencia ante una posible caída.
Minimicemos el riesgo con análisis, control y planificación y preveamos las respuestas ante las posibles caídas.