Por Leonor Cabrera ( @leonor_cabrera ) – Viventi Desarrollo Personal y Profesional
Montar una empresa, emprender o arrancar un proyecto empresarial nuevo es un acto de fe. Nunca hay certezas, no está garantizado el éxito, tampoco el fracaso. Por muchos números que hagamos, desconocemos si va a salir mal o si va a salir bien.
Al mismo tiempo, ideas para montar empresas hay miles. Seguro que alguna vez se te ha ocurrido alguna con la que podrías hacer negocio. Es posible que incluso hayas llevado alguna a cabo, pero muchas otras se habrán quedado ahí abandonadas en el fondo de un cajón. ¿Qué influye en el éxito de ese proyecto? ¿Qué hace que determinadas personas puedan llevarlo a cabo, cristalizarlo y otras no?
Seguro que con sólo pensarlo un minuto hallarás dos empresas parecidas, del mismo sector, con productos similares y con el mismo mercado. La única diferencia es que a una de estas empresas le va bien y la otra no acaba de despegar.
Suponiendo que hagan las dos más o menos lo mismo, ¿qué provoca que a una le vaya bien y que otra no consiga lograr sus objetivos? Lo normal es centrarnos en analizar números, estrategias, campañas de marketing… Pero desde mi experiencia como coach de emprendedores y de empresarios hay algo que rara vez examinamos y que es determinante a la hora de lograr ese ansiado éxito. Ese algo es lo que podríamos denominar el factor humano.
Llegados a este punto quizás te preguntes en qué consiste exactamente eso del factor humano. ¿Te has leído el libro que lleva ese nombre, en el que John Carlin cuenta cómo Sudáfrica logra ganar el mundial de rugby de 1995 y en el que está basada la película Invictus, cuyo tráiler está colgado en este post? Si la has visto o te has leído el libro Carlin, sabrás que cuenta cómo Nelson Mandela se propone unir a los sudafricanos, a negros y a blancos, a través del rugby. Mandela transmite a los jugadores del equipo de rugby de Sudáfrica lo importante de una victoria, porque esa victoria simbolizaría la reconciliación racial que necesita su país. Los jugadores, impulsados por Mandela, sienten que tienen una misión que cumplir que los trasciende. No se queda tan sólo en el deporte. Ganar el campeonato del mundo de rugby supondría un antes y un después en la sociedad.
Los emprendedores y empresarios que conozco y que tienen claro cuál es su misión en la sociedad, qué aportan al mundo con lo que hacen, tienen ya un gran paso dado que le hará tener varios kilómetros de ventaja sobre otras iniciativas similares. Es una especie de determinación que los hace más resistentes al desaliento y a las dificultades.
Las iniciativas basadas en esa misión tienen alma porque aportan algo a la sociedad y porque nos hacen sacar lo mejor de nosotros. Y no me refiero a llevar a cabo grandes proyectos sociales. Me refiero a ser conscientes de lo que cada uno podemos aportar al mundo. Si tienes un bar y sabes que tu misión es hacer disfrutar a tus clientes a través de la comida, disfrutarás mucho más de tu trabajo y estarás mucho más alineado con él que si has montado un bar sólo para ganar dinero.
En el momento en el que sepas cuál es esa misión que te toca llevar a cabo a través de tu trabajo tendrás un extra de carburante porque habrá algo que te trasciende, que es más grande que tú y que estarás contribuyendo a crear. Justo en ese momento se te acabarán las excusas, los ‘yo no puedo’, las dudas internas porque esa misión que tienes que cumplir será tan poderosa que lo único que puedes hacer es cumplirla.
¿Sabes ya cuál es tu misión en el mundo laboral? ¿Conoces qué te mueve para hacer eso que deseas hacer?
Innovación en turismo significa sumar y diferenciarse. ¿Te unes?