Detectar la necesidad: Un paso crítico

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Por Juan Vázquez – Business Analyst en Jeddins

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La innovación viene de la mano de una necesidad que se ha planteado. No tener claro cuál es la necesidad real implicará dedicar capital, tiempo y esfuerzo a una solución no adecuada al problema/necesidad real;  y que por tanto no aportará lo esperado al negocio, y si lo hace, será de una forma tangencial y a un alto coste.

Todo proyecto comienza con el planteamiento de una necesidad, ya sea un proyecto de innovación, de creación de un nuevo negocio, una reforma del hogar, adquirir un nuevo bien o servicio, etc.

Detectar la necesidad puede ser un mero trámite, o bien puede convertirse en una tarea ardua, sobre todo si esta necesidad queda enmascarada detrás de preferencias personales, condicionantes sociales, culturales, etc. Por ejemplo, supongamos que tenemos la necesidad de desplazarnos a una localidad cercana de forma periódica durante la semana, esto es, conocemos a priori las fechas y horarios en los que deberíamos realizar los desplazamientos así como el destino; y supongamos también que no disponemos de vehículo propio. Posiblemente lo primero que pensemos es en adquirir un vehículo, y nuestra primera decisión será elegir entre uno nuevo o uno de segunda mano. Una vez decidido esto deberemos decidir si nos interesa diésel, gasolina, híbrido, etc.

Si seguimos el ejemplo anterior, hemos pasado de nuestra necesidad real, la necesidad de desplazarnos a la localidad cercana, a una necesidad a priori irreal, que es la de adquirir un vehículo propio.

Al perder el foco de la necesidad real, estamos obviando alternativas como la de comprobar si existe transporte público que nos permita llegar al destino a tiempo, si podemos compartir vehículo con algún conocido o familiar, etc. En vez de esto, estamos centrando los esfuerzos en decidir qué vehículo nos conviene más. Posiblemente, si seguimos esta forma de abordar el problema, terminemos invirtiendo en un vehículo propio para darnos cuenta, a posteriori, que existía un medio público de transporte que nos permitía estar a tiempo en nuestro destino, que económicamente era una opción que nos convenía más, que el tiempo empleado en el trayecto utilizando el medio público era asumible, etc.

En el ejemplo, la adquisición del vehículo, como solución a nuestro problema, no nos reporta el beneficio esperado, ya que está resolviendo, posiblemente de forma óptima, la necesidad de adquirir un vehículo, pero no está resolviendo de manera óptima nuestro problema real, la necesidad de desplazarnos a una localidad cercana, en unas fechas y horas conocidas con anterioridad.

Este es sólo un ejemplo ilustrativo; para llegar a una solución es necesario conocer más datos de los expuestos aquí. Es por esto que para determinar una necesidad es necesario conocer con todo lujo de detalles todas las características que se dan en el problema. Este es el motivo por el que, en caso de acudir a  algún profesional,  debemos estar abiertos a las preguntas que nos formule, ya que debe conocer en profundidad el problema, el funcionamiento internos de la empresa, las expectativas generadas por la aplicación de la solución, etc.,  para poder evaluar todas las alternativas que le lleven a la propuesta de la solución óptima.

Cabe destacar, al hilo de lo comentado, que en la vida real es muy difícil, y en la mayoría de los casos, imposible, optimizar todas las variables del problema. En el ejemplo anterior, si conocidos todos los datos se concluye que el transporte público es la mejor opción, será posiblemente la mejor opción en cuanto a coste, pero muy posiblemente no sea la mejor en cuanto a tiempo empleado en el trayecto. Es por este motivo, que debemos ser conscientes no sólo del problema/necesidad planteado, sino qué aspecto (económico, tiempo, esfuerzo, etc.), queremos optimizar en la solución.

Cuando abordamos un proyecto, hemos de tener presente que toda decisión conlleva un precio. Normalmente existen muchas formas de abordar el problema, y a su vez, cada forma tiene múltiples variantes, y todas y cada una de ellas tiene un coste y un beneficio. En el proceso de análisis de la solución es imprescindible conocer, con el mayor grado de detalle posible dadas las circunstancias, cuáles son las decisiones críticas (aquellas que afectan a la solución de manera decisiva) y  qué coste/beneficio tienen.

Emprender un nuevo proyecto no es, como se ha podido comprobar, una tarea baladí. Hay que estar convencido de que se dispone del tiempo necesario para poder abordarlo, que es posible aportar el esfuerzo que conlleva el desarrollo e implantación de la solución, que se dispone del capital necesario, etc. Así que antes de abordar la ejecución de un nuevo proyecto, asegúrate de que estás en disposición de acometerlo, y en caso de duda, consulta con un profesional.

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