Por Leonor Cabrera ( @leonor_cabrera ) – Viventi Desarrollo Personal y Profesional
Emprender es una aventura que requiere una buena dosis de determinación, bastante coraje y, sobre todo, puñados de constancia. Caer en el desaliento es una de los riesgos que corremos quienes nos hemos lanzado a esta carrera porque, no nos engañemos, hay ocasiones en las que sobran las fuerzas pero otras en las que necesitamos unas palabras de aliento y una palmada en la espalda de alguien que te diga ‘tú puedes’ y ‘lo que estás haciendo merece la pena’.
Algo que yo desconocía cuando comencé en esto de ser empresaria, hace ya dos años, es que emprender en una carrera de fondo en la que no existen los atajos ni los ‘sprints’. Lo único que vale es llevar un ritmo constante, crecer poco a poco e ir cruzando metas una a una. Sin prisa pero sin pausa.
¿Hay alguna manera de mantener ese ritmo constante a lo largo de varios años? A los emprendedores que siguen el Programa de Desarrollo Profesional que llevamos a cabo en Viventi intentamos en las sesiones que seguimos inculcarles estas claves que son las que nos han venido bien a nosotros durante estos dos años de emprendimiento:
1. Ten un objetivo claro y alcanzable. Imagínate ese objetivo como un lugar al que quieres llegar. Si no sabes hacia donde ir, ¿cómo vas a llegar ahí? Es importante que ese objetivo esté definido en positivo porque se trata de conseguir lo que quieres, no lo que no quieres, y también es importante que no confundas un paso que tienes que dar con el objetivo en sí. Tu objetivo no es montar una empresa. ¡Error! Es vivir de ella.
2. Be water, my friend. Ya lo decía Bruce Lee: ‘Be water, my friend’. Por ser agua entiende el ser flexible, adaptable, el no aferrarte a una idea y querer llevarla a sus últimas consecuencias. Si no funciona, no funciona. Es importante que tu objetivo sea tu norte, tu guía, pero también es importante que tengas la flexibilidad necesaria para adaptarte a las circunstancias.
3. Ser capaz de ver la realidad desde múltiples puntos de vista. ¿Alguna vez te has parado a pensar cómo ve tu empresa un cliente? ¿O cómo la ven tus proveedores? Ponerte en el lugar de las personas que de forma habitual tienen que trabajar contigo te dará muchas pistas de cómo evolucionar.
4. Tus valores, lo primero. Conocer tus valores y los de tu empresa es una de las herramientas más potentes que existen porque vas a tener una brújula que te va a indicar en todo momento cuál es tu norte, tu destino, ese lugar al que quieres llegar y qué es para ti irrenunciable en ese proceso. Tus valores te darán alma.
5. Creatividad. No, no me vale que me digas que no tienes creatividad. Si has montado una empresa o estás pensando hacerlo es que algo de creatividad tienes, ya has creado algo. Estar en contacto con esa creatividad te permitirá ver soluciones donde ante no estaban e imaginar y diseñar nuevos productos. ¡Apuesta por ella!
6. Haz lo que te apasiona. No hay nada más triste que levantarse cada mañana y estar obligado a hacer algo que no te gusta. Es una especie de cadena perpetua de la que es muy difícil escapar. Si has emprendido, supongo que es para hacer algo que te apasiona. Al menos en mi caso ha sido así. Y si te apasiona, seguro que todo será mucho más fácil porque vivirás eso que haces y tus clientes lo notarán.
7. No tener miedo a equivocarte. Vamos a partir de la premisa de que el fracaso no existe, sólo la prueba y error. Si te equivocas, no pasa nada. Es posible rectificar, cambiar cosas, probar otras. Una de la cosas buenas de emprender es la libertad que tienes para hacer lo que te plazca. ¡Disfruta de ella!
Ésta es mi particular receta. Si tú también andas en esto de emprender o ya tienes tu propia empresa me encantaría que me contarás cuáles son los ingredientes que te han llevado hasta el lugar en el que estás ahora.
Innovación en turismo significa sumar y diferenciarse. ¿Te unes?