Artesanía como forma de entender un servicio

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Por Antonio Sánchez – Quality36

Considerando la artesanía como una forma de manufactura de una calidad que se reconoce inmediatamente como superior, nos preguntamos si la extensión de este concepto a los servicios es válida.

Son muchas las posibles definiciones de la artesanía desde la simple oposición a lo industrial y realizado en serie hasta aquellas que la sitúan a medio camino entre la simple producción y el arte.

Lo que todas tienen en común es esa idea de que el artesano produce piezas que siempre son diferentes, hechas a mano y con cuidado, impregnándolas de su personalidad y realizadas gracias a un profundo conocimiento de la materia prima que trabaja.

Son precisamente estos conceptos los que crean su conexión con el mercado del lujo, tan relacionado también con el arte.

Una conexión que se ha basado en los oficios tradicionales, pero que tiene su evolución natural en la aplicación del diseño. Un ejemplo de ello lo tenemos en el centro Movex, donde el trabajo tradicional se ha unido al diseño y la innovación con un éxito espectacular entre las grandes firmas, dando oportunidad también al crecimiento de nuevos proyectos.

La realización de piezas únicas o muy escasas, la personalización y sobre todo el culto y el respeto a los materiales para crear objetos de escala humana, agradables a nuestros sentidos son las bases de la artesanía.

Ahora bien, ¿sólo es posible aplicar estos conceptos a los productos?

Experiencias: un servicio diferente para cada ocasión

Siguiendo esta filosofía es posible proporcionar también servicios con ese componente de artesanía. Centrados en las personas, preparando en cada ocasión los elementos que van a intervenir sobre la base de un conocimiento profundo de las posibilidades que ofrecen, construyendo algo único e irrepetible, porque es volátil como el tiempo. Esa es la esencia de las experiencias.

Al igual que la fabricación de productos, las experiencias pueden estandarizarse, reproducirse a bajo coste, distribuirse a gran escala, franquiciarse… muy posiblemente perdiendo parte de su sentido, atenuando su autenticidad y diluyendo su esencia.

También pueden estar conectadas a un lugar, a su gente, ser parte de una cultura y tener alma propia. En una palabra: ser únicas.

Queremos ser artesanos

Cuando pusimos en marcha nuestra aventura en latitud36 nos planteamos desde el principio tomar una actividad de larguísima tradición como la navegación a vela y en el marco de la costa de Andalucía acercarla a los interesados gracias a las posibilidades de la web, pero comprendiendo e intentando transmitir que todos los veleros son diferentes, que el mar es siempre el mismo y siempre distinto y que es una actividad basada en adquirir conocimiento por medio de la experiencia.

Sin embargo, explorando esta relación entre el servicio que queríamos ofrecer y alineándonos con el sentido de la artesanía como dedicación intensa para crear algo auténtico, creamos nuestra marca Premium Quality36, en la que nos ocupamos de cada cliente haciendo posible que tenga acceso a una experiencia lo más personalizada y ajustada a sus gustos que sea posible. No sólo se trata de buscar el yate más adecuado, la tripulación y el crucero privado que responda a sus expectativas. Nos gusta relacionar lo que hacemos con el lugar aportando información histórica sobre el entorno, sirviendo productos de la tierra y el mar que nos rodea para dar color local y huir de lo ya visto en cualquier otro rincón del planeta.

En definitiva, nos consideramos artesanos de las experiencias. Después de todo somos fabricantes de buenos momentos.

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