Por Beatriz Perea Medina ( @REDPLAN_ ) – Red Plan Consultores
En un primer momento, puede parecer que la accesibilidad a un establecimiento turístico queda vinculada directamente a la cercanía al aeropuerto o a la autovía. Sin embargo, a día de hoy, se presentan “nuevas formas de hacer turismo”, donde el turista busca la experiencia y la idiosincrasia del lugar que visita. ¿Esto lo proporciona la cercanía al aeropuerto o a la autovía? No siempre.
Cada vez más el cliente busca “perderse” en lugares con encanto, y para llegar ellos, hay que recorrer en muchas ocasiones infinidad de curvas, carreteras angostas y “poco accesibles”
Pero ¿y el paisaje? Es aquí donde se encuentra el otro enfoque.
No veamos la accesibilidad sólo como una oportunidad o una amenaza, es decir, que un establecimiento se encuentre en pleno Parque Natural Sierra de Tejeda, Almijara y Alhama es una oportunidad, y la accesibilidad también lo es. Mucha gente se puede pensar: ¿Oportunidad lo identificamos con baches, carreteras en mal estado y con falta de señalización? No es de esa oportunidad de la que hablamos, si no de la experiencia que vive el turista cuando se adentra en plena Axarquía, sube por la carretera de Sayalonga, Cómpeta o Canillas de Aceituno y divisa el espectáculo que la naturaleza le ofrece en exclusiva para él. Es esa oportunidad la que el establecimiento debe aprovechar; no como algo negativo, sino sacando lo mejor de su enclave, potenciándolo y entendiendo que el cliente se ha desplazado por disfrutar de ese lugar.
Sin embargo, es evidente que la amenaza está en las vías de comunicación propiamente dichas, pero es algo que el propietario del establecimiento no puede cambiar desde su empresa. Pero, lo que si puede es convertir lo que en un primer momento se presenta como amenaza en oportunidad. Cambiar la visión de que las curvas son un problema, para convertirlo en que gracias a esas curvas se divisa el Pantano de la Viñuela, y que el hecho de tardar 30 minutos más por tener que ir más despacio provoca que el visitante se pueda detener el un mirador que le ha impactado, visualizando así detalles que de otra manera no haría.
En ocasiones, no vemos las potencialidades que presenta nuestra ubicación. Es más fácil determinar qué está mal, en lugar de reflexionar: ¿Cómo puedo hacer que esto se convierta en una ventaja? En cuestiones que no dependen de nosotros sino de la Administración Pública, como es el buen estado de las vías de comunicación para que la accesibilidad sea un bien para todos, sólo podemos proponer que las mejoren. Pero mientras eso no ocurra, hay que sacar el mayor partido al entorno que nos rodea, respetarlo y transmitirlo. No ocultar que la vía por la que tiene que acceder es un camino difícil, sino que gracias a que hay un camino de tierra no hay masificación de urbanizaciones, ni un paisaje transformado, sino tranquilidad, un entorno natural y donde la estancia comienza desde el momento en que se entra en ese camino.
Innovación en turismo significa sumar y diferenciarse. ¿Te unes?