José Carlos Pozo – Consultor en Comunicación Turística
Ver el perfil de José Carlos Pozo
Hace unos meses volví de vacaciones a Praga, una de las ciudades más bellas y mágicas de Europa. La había visitado por primera vez en 1997. En los noventa la capital checa era una perla turística en bruto: había pocos hoteles, pocos vuelos de llegada, pocas aglomeraciones, los precios eran increíblemente baratos y se vivía al estilo post-soviético. Después de 18 años, me he encontrado el centro histórico praguense cambiado radicalmente. Todo está más limpio y cuidado, más elegante y tranquilo. En contrapartida, las franquicias de marca están por todas partes, hay hoteles y restaurantes a cada dos pasos y los precios poco difieren de los de España, por lo que los nativos del lugar se han marchado a otros barrios más alejados. En algunos enclaves, como la Plaza del Reloj o el Puente de Carlos, viendo las avalanchas de turistas por doquier, te sientes como en un parque temático.
Este ejemplo puede servir para mostrar la doble cara del turismo. Por un lado, produce beneficios indudables a las sociedades receptoras de turistas. Entre otras ventajas, se generan nuevos empleos, se mejoran las infraestructuras y los servicios, se incrementan los ingresos económicos, y se promueve la conservación de los sitios culturales, arqueológicos o naturales. Por otro lado, el turismo de masas puede convertirse en un río desbordado que provoca impactos negativos sobre el entorno local: éxodo de la población local, ruidos, congestión de los servicios públicos, encarecimiento de los alquileres, cierre de comercios tradicionales, etc.
El turismo de masas resulta a veces como la gallina de los huevos de oro que no se sabe controlar.
Solemos asociarlo a un cierto tipo de turismo de baja calidad, porque a menudo se interesa poco por la cultura y el desarrollo local. Por ello, el término turismo de masas se usa frecuentemente de un modo peyorativo. Estos son algunos de los riesgos del turismo de masas:
1.- Deterioro del medioambiente. Con el afán de un desarrollo rápido y beneficioso laboral y económicamente, en numerosas ciudades y países se han dado grandes facilidades para el establecimiento de infraestructuras turísticas sin exigirles demasiadas garantías medioambientales o simplemente se ha especulado con los terrenos rústicos y protegidos. Según Greenpeace, en los últimos 20 años la burbuja inmobiliaria ha destruido en la costa española la superficie equivalente a ocho campos de fútbol al día. Y todo por atraer más turistas a nuestro litoral. Hoy en día el paradigma de ciudad amenazada por el turismo de masas es Venecia. A la ciudad de los canales llegan más de 20.000 turistas al día, siendo los grandes cruceros los más contaminantes para la supervivencia de Venecia. Según los cálculos de la World Monuments Fund (WMF), cada uno de esos mastodontes del mar contamina como 14.000 coches juntos.
2.- Dependencia económica basada en el turismo. En los últimos años hemos visto como la Primavera Árabe y la consiguiente desestabilización política e incremento de los atentados terroristas han hundido el turismo de países excesivamente dependientes de este sector, tales como Egipto y Túnez. Los economistas dicen que la diversificación es una muestra del bienestar económico de un país. En España el turismo representó el 10,9% del PIB y el 11,9% del empleo en 2014, según datos de Exceltur. Es una cifra importante pero no llega a los niveles de dependencia de otros países: en Maldivas el 83% de la mano de obra depende del turismo, en Jamaica el 34% y en Gambia el 30%, según la Organización Mundial del Turismo (OMT). Si la supervivencia económica de un país o una región se basa exclusivamente en el turismo, es mala señal. Cualquier desastre natural, cualquier inestabilidad político-social o simplemente cualquier cambio de tendencia de los turistas puede tener un efecto negativo devastador sobre su economía.
3.- Malas condiciones laborales de los trabajadores. Por lógica el aumento de los flujos turísticos supone la necesidad de generar más puestos de trabajo. Sin embargo, el turismo de masas no siempre lleva aparejado un incremento de los salarios y de las condiciones laborales de los trabajadores autóctonos. Tomemos como ejemplo España, que en 2014 batió un nuevo récord de turistas: 65 millones de turistas internacionales. A pesar de esta excelente noticia, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el salario medio en hostelería es de 13.354 euros al año, un 40,9% menor que los 22.605 euros de media nacional. Paradójicamente la llegada masiva de turistas ha aumentado la competencia desleal y el intrusismo profesional en algunos subsectores turísticos, como es el caso de los guías turísticos oficiales, que están en pie de guerra contra los free tours en muchas ciudades españolas.
4.- Fricciones con la población local. En el mapa turístico español Lloret de Mar, Salou, Magaluf o Gandía son puntos negros del “turismo de borrachera”, localidades de sol y playa que cada primavera y verano se masifican de hordas de jóvenes sedientos de alcohol y fiesta desenfrenada. Desde hace varios años esta situación descontrolada afecta seriamente también a la ciudad de Barcelona debido a la creciente oferta de apartamentos turísticos baratos, generalmente ilegales, que no suelen pagar impuestos. Es lo que un reportaje de televisión ha denominado “El fenómeno Airbnb”, por ser esta plataforma online de reservas la más usada por estos jóvenes. En barrios de la capital catalana, como La Barceloneta, cientos de vecinos se manifiestan activamente por la erradicación de los pisos turísticos sin licencia y por una actitud más dura de las autoridades contra los turistas incívicos.
Si no se apuesta por nuevas formas de turismo, enfocadas más a la calidad turística que a la cantidad, algunas ciudades como Praga, Venecia o Barcelona corren el riesgo de morir de éxito.
¿Y tú qué crees? Desde tu punto de vista, ¿hay turismofobia en algunas zonas de España?
Puedes inscribirte en los talleres de Andalucía Lab solicitar tu consultoria personalizada on line de turismo y demostraciones tecnológicas para tu negocio.
Innovación en turismo significa sumar y diferenciarse. ¿Te unes?